El juego adopta diversas formas en todo el mundo, desde juegos de cartas comunitarios hasta redes clandestinas de apuestas y loterías estatales. La manera en que las culturas perciben y regulan el juego refleja valores profundamente arraigados: religiosos, legales y sociales. En este artículo, exploramos cómo se ve y practica el juego en países como Japón, India, Arabia Saudita y otros, ofreciendo una perspectiva cultural sobre esta compleja actividad.
Límites legales y prácticas de juego clandestinas
En muchos países, el juego está fuertemente regulado o completamente prohibido. Sin embargo, la prohibición no siempre significa ausencia de juego. En lugares como Arabia Saudita, donde la ley Sharía prohíbe todo tipo de apuestas, las operaciones clandestinas persisten, especialmente entre comunidades extranjeras. Las autoridades actúan con regularidad, pero la demanda mantiene viva esta actividad oculta.
En Japón, la mayoría de formas de juego están prohibidas, aunque existen excepciones notables. Los salones de pachinko prosperan gracias a un vacío legal que permite cambiar fichas por premios que luego se convierten en dinero fuera del establecimiento. En India, la ley de juego público de 1867 prohíbe la mayoría de juegos de azar, pero los juegos en línea de habilidad como el rummy o el cricket de fantasía crecen rápidamente en zonas grises legales.
Incluso en países donde el juego está formalmente prohibido, como Tailandia o Emiratos Árabes Unidos, los casinos ilegales y las aplicaciones de apuestas siguen atrayendo jugadores. La legislación anticuada y las zonas grises legales permiten su funcionamiento, frecuentemente vinculado a redes delictivas.
Excepciones y vacíos legales
Algunas jurisdicciones permiten ciertos juegos mediante excepciones legales. Japón permite las carreras de caballos y la lotería bajo regulación estatal, mientras criminaliza otros tipos. En India, existen loterías estatales y casinos legales en estados como Goa y Sikkim. Estas excepciones suelen justificarse por el ingreso que generan para los gobiernos locales.
En China continental, el juego está prohibido, pero la Región Administrativa Especial de Macao opera una de las economías del juego más grandes del mundo. Este contraste muestra cómo las reglas regionales definen el acceso al juego en distintos territorios.
En Medio Oriente, las excepciones son muy limitadas. Sin embargo, ciertas actividades como el comercio de divisas o derivados financieros han ganado popularidad bajo el nombre de «inversión», aunque su aceptación moral y religiosa sigue siendo debatida.
Juegos tradicionales y herencia cultural
Más allá de los casinos modernos, muchos juegos tradicionales forman parte del patrimonio cultural en diversas sociedades. A menudo anteriores a las leyes coloniales, estos juegos sobreviven en círculos familiares o comunitarios y reflejan rituales sociales y narrativas culturales.
En Japón, el mahjong —originario de China— se juega tanto de forma social como competitiva. Aunque las apuestas están técnicamente prohibidas, las partidas amistosas son comunes y vistas más como un ejercicio mental que como juego de azar.
India tiene una rica tradición de juegos autóctonos como andar-bahar o teen patti, populares en celebraciones como Diwali. Aunque prohibidos en lugares públicos, siguen siendo comunes en reuniones privadas como parte del tejido social y familiar.
Juegos como ritual social
El fan-tan, un antiguo juego chino, era habitual en el sudeste asiático y sigue siendo valorado por generaciones mayores como forma de entretenimiento comunitario. Aunque ha sido sustituido por juegos digitales en muchos casos, conserva valor nostálgico.
En África, juegos de la familia mancala se practican con frecuencia como pasatiempos estratégicos. Tradicionalmente sin apuestas monetarias, en contextos urbanos modernos algunos se adaptan con premios, provocando debate entre tradición y comercialización.
En América Latina, juegos como la lotería mexicana combinan simbolismo y entretenimiento familiar. Aunque se juegan por premios pequeños, su función social prevalece sobre la búsqueda de ganancias.

Religión, sociedad y ética del juego
Las creencias religiosas influyen significativamente en la aceptación del juego. En países musulmanes como Arabia Saudita, Pakistán o Indonesia, las apuestas están prohibidas por la ley islámica y pueden implicar rechazo comunitario, además de consecuencias legales.
En India, donde conviven muchas religiones, las posturas varían. El hinduismo, por ejemplo, incluye relatos como el del Mahabharata, donde el juego tiene un papel moral. El sijismo lo rechaza, y algunas corrientes budistas lo asocian con el deseo y el sufrimiento.
En países occidentales, el juego se separa del dogma religioso, aunque existen debates morales. En sociedades cristianas, se considera a veces un vicio social. Iglesias protestantes suelen promover la moderación, mientras que en países católicos juegos como el bingo pueden usarse para recaudar fondos benéficos.
Juego como indicador social
En muchas culturas, el juego refleja desigualdades económicas. En regiones ricas, puede verse como una forma de ocio; en zonas empobrecidas, como esperanza de mejora financiera. Esta dualidad moldea tanto su percepción moral como su legislación.
En Singapur, la ludopatía es tratada como un problema de salud pública. Aunque existen casinos legales, el gobierno implementa medidas restrictivas y programas de asistencia para prevenir el juego compulsivo.
En países como Reino Unido y Australia, el juego está normalizado dentro del deporte y la vida cotidiana. A pesar de una regulación avanzada, se debaten los efectos del acceso fácil y la publicidad, sobre todo en jóvenes.